-
Arquitectos: Nicolás Gonzalez Arquitectos, Valeria Mecchia
- Área: 83 m²
- Año: 2021
-
Fotografías:Ana Delgado
-
Proveedores: Mafeld, Roca, fadepa
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El proyecto de Casa Pasco parte de un recinto anónimo y sin historias conocidas. Sólo un contenedor compuesto por cuatro paredes, un techo de bovedillas, una fachada desdibujada por el abandono y tres grandes aberturas mirando a la calle.
Su condición de frentista, la inexistencia de expansiones al aire libre como patios o terrazas, y su espacialidad, un único gran espacio sin divisiones internas, nos hicieron suponer que se trató de un local comercial tipo almacén de barrio.
El encargo fue de una vivienda-estudio de alquiler para una o dos personas sin requisitos ni programa tan definidos por el cliente, pero sí el deseo de intervenir lo menos posible la sólida estructura preexistente.
Su fachada fue encontrada en estado de total abandono e incluso desfigurada por el vandalismo y respuestas al mismo, por lo que tenía sus aberturas tapiadas y molduras en gran parte destruidas. Decidimos recuperar su fisonomía original trabajando con una empresa especializada en restauración de fachadas.
Optamos por dejar gran parte de lo existente al desnudo, su robustez, texturas e incluso defectos constructivos, tal y como los encontramos, dándole tan sólo tratamiento a las superficies para su mejor conservación; y trabajar lo nuevo con materialidades como madera, hierro, chapa y vidrio, que se distingan mostrando la coexistencia de los dos tiempos de este recinto.
Las transparencias y materialidades livianas y delicadas de los entrepisos dan la sensación de que podrían desmontarse y volver el tiempo atrás.
Aprovechando la generosa altura de la construcción, que se acentuó bajando el piso de tierra un escalón, dispusimos niveles intermedios a modo de grandes estantes que contendrían distintos usos, todos visibles desde el corazón de la casa y a la vez todos espiando el mismo.
Trabajamos la planta baja como un espacio amplio que diera la libertad de disposiciones diversas de mobiliario y habilitara reuniones grupales y la planta alta como dos entrepisos de dimensiones más acotadas y menos expuestos visualmente a la calle, invitando a usos más íntimos e introspectivos. Un puente los une a la vez que da una distancia suficiente que contribuye a esa intimidad. En la terraza montamos un lavadero de construcción liviana, con materialidad y geometría que se emparentan con los techos de una iglesia tradicional del barrio, que es privilegiada vista desde la misma.
De cada rincón de la casa, aún con las puertas cerradas, puedes espiar otra parte de ella; y de cada ventana de un espacio se filtra una luz o claridad que penetra en otro.
El contenedor original no se fragmenta.